martes, 2 de septiembre de 2014

Cenicienta

"En todos lados la gente hace alarde de las calamidades de sus primeros años, pero nada se compara con la versión irlandesa: la pobreza; el indolente y locuaz padre alcohólico; la madre piadosa quejándose frente al fuego; curas pomposos; maestros de escuela abusadores; los ingleses y las cosas terribles que nos hicieron durante ochocientos años. / Sobre todo - estábamos húmedos." (p. 9)


En el tercer párrafo del libro, Frank McCourt resume buena parte de las 450 páginas de Angela's Ashes, una memoria de su niñez. Después de unos años en EE.UU., la familia de McCourt se va de vuelta a Irlanda escapando de la Depresión. Desde los 3 hasta los 16, McCourt nos cuenta esa infancia de pobreza, alcohol, religión y tuberculosis, con algún que otro golpe bajo pero también con humor. Se escucha el acento irlandés, se ve la humedad y la desolación, mientras el joven McCourt va creciendo entre las obligaciones de la Fe y de la Patria: "El maestro dice que morir por la Fe es una cosa gloriosa y Papá dice que morir por Irlandia es una cosa gloriosa y yo me pregunto si hay alguien en el mundo que quiera que nosotros vivamos." (p. 138) Los curas muestran la doble cara de las obligaciones y la represión pero a veces algunos muestran algo de consideración y misericordia. Un día, en confesión, Frank dice que robó comida a un hombre borracho; el cura le pregunta por qué lo hizo y él responde que tenía hambre: "¿por qué no vas a casa y le pedís algo a tu madre? / Porque me mandó a buscar a mi padre a los pubs, Padre, y no pude encontrarlo y ella no tiene ni una miga en la casa porque él se está tomando las cinco libras que mandó el abuelo desde el Norte por el nuevo bebé (...) él se queda en silencio hasta que dice, Hijo mío, yo me siento acá. Escucho los pecados de los pobres. Asigno penitencias. Concedo la absolución. Yo debería estar de rodillas lavando sus pies." (p. 229/230)
El título del libro hace referencia a esa madre que se queja frente al fuego, a lo que queda del fuego, las cenizas, porque nunca hay plata para carbón. Como acá, cuando fuma con su amiga Bridey, quejándose pero no sin humor: "Bridey le da una calada a su Woodbine, toma su té y declara que Dios es bueno. Mamá dice que está segura de que Dios es bueno para alguien en algún lado pero que no se lo ha visto últimamente en los pasillos de Limerick. / Bridey se ríe. Oh, Angela, te podés ir al infierno por eso, y Mamá dice, ¿Acaso no estoy ahí ya, Bridey? / Y se ríen y toman su té y fuman sus Woodbines y se dicen que el pucho es el único consuelo que tienen." (p. 179)
Vemos también los primeros trabajos del joven McCourt, y sus inicios sexuales, mientras se hace cada vez más claro que la única oportunidad es volver a America, que sólo allí dejará de ser una Cenicienta: "Oh, Billie, Billie, quiero estar en América con vos y toda esa música, donde nadie tiene dientes malos, la gente deja comida en los platos, toda familia tiene un baño y todos viven felices y comen perdices." (p. 346) Aunque a veces largo y muchas veces repetitivo, Angela's Ashes es una buena historia de inmigración y es cierto que pocas cosas se comparan con la versión irlandesa. 

Originales de las citas usadas
"People everywhere brag and whimper about the woes of their early years, but nothing can compare with the Irish version: the poverty; the shiftless loquacious alcoholic father; the pious mother moaning by the fire; pompous priests; bullying schoolmasters; the English and the terrible things they did to us for eight hundred years. / Above all - we were wet." (p. 9)
"The master says it's a glorious thing to die for the Faith and Dad says it's a glorious thing to die for Ireland and I wonder if there's anyone in the world who would like us to live." (p. 138)
"why can't you go home and ask your mother for something? / Because she sent me out looking for my father in the pubs, Father, and I couldn't find him and she hasn't a scrap in the house because he's drinking the five pounds Granpa sent from the North for the new baby (...) he's very quiet till he says, My child, I sit here. I hear the sins of the poor. I assign the penance. I bestow absolution. I should be on my knees washing their feet." (p. 229/230)
"Bridey drags on her Woodbine, drinks her tea and declares that God is good. Mam says she's sure God is good for someone somewhere but He hasn't been seen lately in the lanes of Limerick. / Bridey laughs. Oh, Angela, you could go to hell for that, and Mam says, Aren't I there already, Bridey? / And they laugh and drink their tea and smoke their Woodbines and tell one another the fag is the only comfort they have." (p. 179)
"Oh, Billie, Billie, I want to be in America with you and all that music, where no one has bad teeth, people leave food on their plates, every family has a lavatory, and everyone lives happily ever after." (p. 346)

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