lunes, 6 de octubre de 2014

En manos del azar


La editorial rechaza la novela del escritor pero le hace una oferta: tres mil dólares si logra encontrar a quien escribió la gran novela uruguaya bajo el seudónimo "Juan Pérez". Así arranca Dejen todo en mis manos, la novela del uruguayo Mario Levrero que más he releído (¿tres veces, cuatro? sí, es cortita.)
El escritor le dice al editor: "Vos dejá todo en mis manos" (p. 19) y se toma un colectivo al interior de Uruguay, a la ficcional ciudad de Penurias (que queda más o menos cerca de Miserias y Desgracias). Así comienza una investigación que, a pesar de todos los errores del falso detective, no llega a mal puerto. Esos mismos errores, pistas no seguidas, instintos no escuchados, le permiten tener una aventura que lo saca de un difícil momento emocional.
Poco antes de dejar Penurias, el narrador se encuentra con un viejo extranjero que está fotografiando una tela de araña. El Sr. Jrrsh le dice: "Gente dice: araña teje tela. Yo digo: tela teje araña. Gente cree teje vida, pero vida teje gente. Todo conectado. Usted escribe cuento, pero cuento escribe usted". (p. 113) Al rato, continúa: "'No desalentar por cosas que pasan; vida continúa. Vida igual a mosquita curiosa, revolotea por todos lados y mete nariz en todo. A veces mosquita cae en telaraña. Eso bueno. Naturaleza. Ley. No bueno caer telaraña propia' - Se golpeó con el índice tres veces sobre el centro de la frente". (p. 114)
La novela termina con el investigador, que resuelve el enigma de casualidad, prometiendo a alguien más que dejen todo en sus manos. Desembarazado de la telaraña propia, el narrador queda liberado para volver a ponerse, como todos, en manos del azar, porque "De pequeños detalles como éste dependen a menudo grandes momentos de la vida". (p. 119)
Con ladrillos de lo concreto de la vida cotidiana (hasta el detalle de caramelos pegoteados con pelusa en el bolsillo de un saco), y de lo mágico y absurdo (se relata que alguien muere aplastado por un elefante escapado del circo), Levrero construye una literatura que es siempre reflexión sobre uno mismo, escritura de uno mismo ("cuento escribe usted") y que se lee con la misma facilidad y falta de consciencia con la que se respira. 

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