domingo, 17 de enero de 2016

Monstruos en mi biblioteca

Roque Larraquy, La Comemadre, Entropía, 2014

Está muy bien La Comemadre, ópera prima de Roque Larraquy. La ¿novela? está armada con dos relatos: en el primero, un grupo de médicos positivistas hacen experimentos monstruosos en un hospital de Temperley en 1907. En el segundo, un artista hace instalaciones monstruosas ("el monstruo que me propongo crear" - p. 115) a comienzos del siglo XXI.
Los relatos están unidos no sólo por la monstruosidad, por la pregunta sobre los límites (¿hasta dónde llegaré?); también porque un personaje de 2009 es descendiente de uno de 1907 y tiene unas ranas de juguete que aparecieron en el primer relato; porque el personaje del segundo lee sobre el primer evento; por la comemadre (una planta que genera larvas que se devoran todo, y que son utilizadas en ambas monstruosidades); por un círculo de hormigas en una pared; por el hecho de que en ambos relatos aparecen en primer plano pedazos amputados de cuerpos. Sobre todo, en ambos hay un lugar especial para la cabeza (en el experimento de 1907 se guillotinan cabezas para ver qué dicen las cabezas cortadas y el artista tiene uno de los dos hemisferios de su cerebro hiperdesarrollado) y una insistencia en la dualidad. La dualidad está presente, desde ya, por los dos relatos; por la anteposición de ciencia y arte entre ellos; por cuerpo y mente; por el todo y la parte (las cabezas en el primer relato y las manos en el segundo); porque en 1907 los médicos buscan en el cuerpo preguntas sobre el espíritu; porque en 2009 tenemos los dos hemisferios del niño prodigio y a un niño con dos cabezas. Pero sobre todo, me parece a mí, en los dos está la pregunta por la gran dualidad: aquella entre el bien y el mal. ¿Es admisible el experimento de los doctores? ¿Es aceptable el uso de partes mutiladas de cuerpos en obras de arte, se puede afectar la vida con fines artísticos? El criterio científico debe definir entre lo verdadero y lo falso; el artístico entre lo bello y lo feo; y el ético entre el bien y el mal.
La ¿novela? (me pregunto si lo es, y después me cuestiono mi pregunta: ¿qué importa si lo es o no?) está escrita con precisión quirúrgica; con un lenguaje seco y directo que debería ayudar a perturbar. Al final no me perturbó tanto, quizás me resultaron demasiado ajenos los relatos; y mientras tanto me hizo reír un poco, como, por ejemplo, cuando habla de un médico: "Papini no tiene una cara científica. Tiene pecas. No hay diploma que borre las pecas." (p. 62) La novela no me volvió loco, no me emocionó, y la monstruosidad más que perturbarme me aburre un poco; pero el libro es inteligente, se lee muy bien y está muy bien escrito. Valió la pena.

Otras citas
"De noche ideamos planes drásticos que de hacerse nos cambiarían por completo. Pero el plan se disuelve con el día y uno vuelve a ser el mediocre que se arruina empecinadamente la vida." (p. 15)
"la monogamia es, como todas las cosas artificiales, algo estrictamente necesario, porque el hombre inventa sólo lo que necesita." (p. 108)

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